Metafísica sólida sin adanismo ni penelopismo.

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Alexandre Xavier
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Metafísica sólida sin adanismo ni penelopismo.

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Metafísica sólida sin adanismo ni penelopismo.


La metafísica no es ninguna superchería. Sus características como modo de conocimiento y las particularidades de la condición humana la degradan con frecuencia a superchería o superficialidad inane, claro. Pero se puede hacer, y se ha hecho, buena metafísica.
Daré ejemplo ahora, intentaré dar ejemplo ahora, con un tema clásico de la metafísica: la relación entre el cuerpo y el yo.

Tesis primera: no hay yo sin cuerpo, pero puede haber cuerpo sin yo. La evidencia común así lo muestra, así que no me detendré con esta obviedad.
Tesis segunda: el yo, si bien necesita del cuerpo en todo momento, no es ninguna parte o función parcial del cuerpo, sino que engloba siempre al cuerpo como a un todo. El yo, en consecuencia, es la emersión de un nuevo nivel ontológico respecto al cuerpo vivo del que procede y gracias al cual existe y actúa. La justificación de esta segunda tesis, que rompe con el materialismo anegoico típico del budismo estándar o del estructuralismo francés, es que algunas propiedades del yo son emergentes, originales, no existentes todavía en el cuerpo del cual procede, y en concreto que el yo puede pensar en su cuerpo como en un todo, señal de que cognitivamente trasciende a cualquier aspecto parcial de su cuerpo.
Tesis tercera: el yo no es un mero epifenómeno de la materia inconsciente, sino una realidad activa y con libertad relativa para actuar físicamente (libertad externa) así como para reflexionar, juzgar, decidir, valorar y crear (libertad interna o libre albedrío). Diga lo que diga el budismo oficial con su reduccionismo y su minusvaloración del yo, considerándolo como un mero epifenómeno que se da por medio de un agregado transitorio de elementos sin yo, lo cierto por percepción directa, para cualquier sujeto con yo, es la independencia relativa del yo respecto a sus circunstancias inmediatas, así como el carácter abrupto y sin experiencia gradual concebible del yo. O sea, que no existe ni puede existir un medio yo, un yo incipiente o algo así. Cuando surge el yo, surge ya completo como un yo, con todas sus cualidades de ego o del yo. Y no se debilita como yo en ningún momento de la conciencia yoica. El yo, además, también percibe, y con eficacia causal, su capacidad de elegir, valorar, preferir y hacer cosas más allá de las posibilidades inmediatas que le ofrece su cuerpo.
Tesis cuarta: el yo es una realidad única. Esta tesis es probablemente mi tesis más conflictiva sobre el yo, e implica nada menos que un solipsismo matizado. Pero hay buenas razones para afirmar esta tesis. Lo que esta tesis dice es, básicamente, que toda afirmación de que hay otros yoes aparte del propio es una inferencia y nunca una experiencia directa; no es posible sentir dos yoes a la vez. También afirmo que, en el nivel supremo de la realidad, más allá de la corporeidad humana y por tanto animal, el yo real supremo es uno solo; sin embargo, la justificación de este último (y muy atrevido) aserto queda más allá de esta presentación básica de mis tesis metafísicas sobre el yo y su cuerpo. Prefiero dedicar un amplio capítulo aparte para justificar mi atrevido aserto.
Si los otros yoes fueran reales (más allá de una mera inferencia o suposición) para el yo perceptor sería posible establecer delimitaciones razonablemente claras entre el yo propio y los demás yoes, cuando de hecho el único criterio medianamente sólido es la oposición de voluntades, e incluso en este caso es una inferencia (que no una observación directa) atribuir voluntad propia opuesta a un yo que parece actuar contra el yo propio; siempre se puede pensar que se trata de un fenómeno inconsciente natural, sin ego. Es más plausible conjeturar que los otros son aspectos todavía no reconocidos ni integrados completamente en mí mismo, en mi propio yo. O sea: que todos somos uno... porque todos somos yo mismo.
Tesis quinta: los actos del yo a través de su cuerpo siempre están determinados. Adopto pues el punto de vista del determinismo fuerte, que no deja lugar al azar indeterminado. Este determinismo mío, ¿anula la libertad externa y el libre albedrío? No; lo que ocurre es que los actos libres, que son actos tan determinados (totalmente determinados) como los demás actos, son actos parcialmente determinados de modo interno, o sea por el propio yo del organismo o cuerpo actuante. Soy radicalmente determinista, al tiempo que reconozco la existencia de la libertad entendida de modo conceptualmente preciso.
Tesis sexta: el yo es capaz de actuar sobre su propio cuerpo, de muchas maneras y algunas de ellas muy radicales. Esta sexta y última tesis (última por el momento) abre la puerta a que el yo pueda acceder a niveles superiores, ya espirituales, de la realidad. Bien entendido que metafísicamente soy sin disimulo un materialista absoluto y radical, pues considero que la consciencia procede de la materia y que no hay consciencia sin materia. ¿Dónde quedan entonces Dios, el infierno, la salvación, el cielo, el nirvana, el tao y demás realidades espirituales clásicas? Pues donde siempre, en realidad, han estado. No son supercherías siempre. Cuando no son supercherías, son niveles sutiles de la realidad; y a los niveles superiores buenos de la realidad (no al infierno, pero evidentemente sí al paraíso o reino de los cielos) se accede transmutando la materia hasta llevarla a sus mejores posibilidades. Si entendemos que los fenómenos religiosos y espirituales existen, sí, mas como modos, niveles, estados, funciones y posibilidades de la materia, se entiende bien lo que alego aquí, y se entiende el camino al nirvana como la espiritualización (o sea, el perfeccionamiento) del cuerpo en el que habita el yo, y de las demás realidades materiales con las que interacciona el yo a través de su cuerpo.

Mis ideas sobre el asunto son bastante más largas y complejas que en esta presentación introductoria, ya bastante larga y difícil de aprehender en sí misma. Por lo menos, he intentado ser claro, en castellano de Valladolid sin incorrecciones gramaticales y ortográficas, y sin incisos en sánscrito, latín o inglés que no vienen al caso. Vamos, que no he querido ser pedante sino directo y cortés con el lector.
Espero vuestras observaciones y respuestas ante una exposición tan conflictiva como la que acabáis de leer. Ahora bien, sin conflicto no hay metafísica.
Cordialmente, de Alexandre Xavier Casanova Domingo, correo electrónico trigrupo @ yahoo . es (trigrupo arroba yahoo punto es). La imagen del avatar gráfico es una fotografía que me identifica realmente, no retocada, tomada en septiembre del año 2017.
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